10/2/09

Puntos fuertes

Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba todo el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo juego de ajedrez. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: “Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos”. La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir y hacer cosas de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos. Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán. Cuando en una empresa el personal busca a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos. Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

6/2/09

Callar

Callar a tiempo es discernimiento. Callar ante el fuerte es sometimiento. Callar ante una injusticia es complicidad. Callar ante la injuria es fortaleza. Callar cuando se ha de hablar es cobardía. Callar cuando te humillan es andar en la verdad. Callar en los momentos de dolor es virtud. Callar junto al que sufre es solidaridad. Callar las cualidades propias es humildad. Callar las buenas obras del prójimo es envidia. Callar las palabras inútiles es sabiduría. Callar los defectos propios es prudencia. Callar los defectos ajenos es caridad. Callar para escuchar es educación. Callar para mejor amar es santidad. Callar para no herir la susceptibilidad es delicadeza.

5/2/09

No....

No desprecies los consejos, de los sabios y los viejos. No promuevas discusión, ni aunque lleves la razón. No uses palabras soeces, que a ti mismo te envileces. Nunca trates con desprecio, ni aún al que tengas por necio. Pobres y ricos, iguales, son ante Dios los mortales. Propio es del justo sabio, el perdonar el agravio. Quien al vil sirve con devoción, vileza saca por galardón. Quien maltrata a un animal, no muestra buen natural. Quien pierde la fe, nada le queda por perder. Quien tiene misericordia, segura tiene la gloria. Si es bueno u dócil un niño, de todos goza el cariño. Siempre que puedas haz bien, y no repares en quién. Sigue a la sana razón, más que a la vana opinión.

3/2/09

Serás grande

Cuando Luciano Pavarotti era un niño, su abuela lo ponía con frecuencia en su regazo y le decía: “Serás grande ya lo verás” . Sin embargo, ¡Los sueños de la abuela era ver a Luciano convertido en un gran banquero! En vez de ello Pavarotti fue maestro. Enseño por un tiempo en un colegio primario, cantando algunas veces en ocaciones especiales. Su padre fue el que lo motivo a desarrollar su voz, reprendiendolo cada ves que cantaba por debajo de su pontencial. Finalmente a los 22 años, Pavarotti dejó de enseñar… Para vender seguros. Continuó buscando algo estable en donde pudiese apoyarse financieramente, en caso de no tener éxito en el mundo de la música. El negocio de los seguros le permitió tomarse tiempo para tomar lecciones de canto y el resto es historia. La estrella de la ópera dijo una vez en una entrevista: “Estudiar canto fue el momento del cambio en mi vida. Es un error seguir en la vida el camino seguro”. Agregando con un guiño es sus ojos: ” Mi Maestro me preparó. Pero ningún maestro me dijo jamás que iba a ser famoso. Solo mi abuela lo hizo” Se necesita valor para dejar un puesto que se considera seguro y comenzar en una nueva dirección. Pero si no se atreve a arriesgarse, nunca se dará cuenta de su potencial ni sabrá lo que Dios quiso que usted fuese. “El hombre no puede descubrir nuevo océanos antes de tener la valentía de perder de vista la orilla”.

2/2/09

Vivir despeinad@

Todos deberíamos atender esta frase con intensidad, sin poses, disfrutando cada momento, cada experiencia, cada afecto. Sin lugar a dudas, seríamos mucho más felices... Hoy he aprendido que hay que dejar que la vida te despeine, por eso he decidido disfrutar la vida con mayor intensidad… El mundo está loco. Definitivamente loco… Lo rico, engorda. Lo lindo sale caro. El sol que ilumina tu rostro arruga. Y lo realmente bueno de esta vida, despeina… - Reírte a carcajadas, despeina. - Viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina. - Quitarte la ropa, despeina. - Besar a la persona que amas, despeina. - Jugar, despeina. - Cantar hasta que te quedes sin aire, despeina. - Bailar hasta que dudes si fue buena idea ponerte tacones altos esa noche, te deja el pelo irreconocible… Así que como siempre cada vez que nos veamos yo voy a estar con el cabello despeinado… Sin embargo, no tengas duda de que estaré pasando por el momento más feliz de mi vida. Es ley de vida: siempre va a estar más despeinada la mujer que elija ir en el primer carrito de la montaña rusa, que la que elija no subirse. Puede ser que me sienta tentado a ser una mujero un hombre impecable, peinad@ y planchadit@ por dentro y por fuera. El aviso clasificado de este mundo exige buena presencia: Péinate, ponte, sácate, cómprate, corre, adelgaza, come sano, camina derechita, ponte seria… Y quizá debería seguir las instrucciones pero ¿cuando me van a dar la orden de ser feliz? Acaso no se dan cuenta que para lucir linda, me debo de sentir linda… ¡La persona más linda que puedo ser! Lo único que realmente importa es que al mirarme al espejo, vea a la mujer que debo ser. Por eso mi recomendación a todo el mundo es: Entrégate, Come rico, Besa, Abraza, Baila, Enamórate, Relájate, Viaja, Salta, Acuéstate tarde, Levántate temprano, Corre, Vuela, Canta, Ponte guap@, Ponte cómod@, Admira el paisaje, Disfruta, y sobre todo, deja que la vida te despeine. Lo peor que puede pasarte es que, sonriendo frente al espejo, te tengas que volver a peinar.

1/2/09

Problemas

Cuenta la leyenda que en un monasterio budista ubicado en una ladera casi inaccesible de las frías y escarpadas montañas de los Himalayas, un buen día uno de los monjes guardianes amaneció sin vida.. Le hicieron los rituales tibetanos propios para esas ocasiones, llenas de profundo respeto y misticismo. Sin embargo, era preciso que algún otro monje asumiera las funciones del puesto vacante del guardián. Debía encontrarse el monje adecuado para llevarlas a cabo. El Gran Maestro convocó a todos los discípulos del monasterio para determinar quien ocuparía el honroso puesto de Guardián. El Maestro, con mucha tranquilidad y calma, colocó una magnífica mesita en el centro de la enorme sala en la que estaban reunidos y encima de ésta, colocó un exquisito jarrón de porcelana, y en él, una rosa amarilla de extraordinaria belleza y dijo: - “He aquí el problema. Asumirá el puesto de Honorable Guardián de nuestro monasterio el primer monje que lo resuelva.” Todos quedaron asombrados mirando aquella escena: un jarrón de gran valor y belleza, con una maravillosa flor en el centro. Los monjes se quedaron como petrificados, en el más respetuoso silencio, hundidos en sus interrogantes internas… Qué representaría ese bello jarrón con flores? Qué hacer con él? Cuál podría ser el enigma encerrado en tan delicada belleza? Simbolizaría acaso las tentaciones del mundo? Podría ser algo tan simple como que necesitara agua la flor? Eran tantas preguntas….. En momento determinado, uno de los discípulos sacó una espada, miró al Gran Maestro, y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y … Zaz!! destruyó todo de un sólo golpe. Tan pronto el discípulo retornó a su lugar, el Gran Maestro dijo: - “Alguien se ha atrevido no sólo a dar solución al problema, sino a eliminarlo. Honremos a nuestro nuevo Guardián del Monasterio”. En realidad, poco importa cuál sea el problema. Hay problemas cuyo aspecto nos confunde, pues halaga los sentidos. En el fondo sigue siendo un problema. Si es un problema, es exactamente eso: un problema, y precisa ser eliminado, no importa que se trate de una mujer sensacional, o de un hombre maravilloso o de un gran amor que se esfumado; por más hermoso que haya sido la experiencia que has vivido o lo significaba que haya sido la persona con quien has estado, si no existiera más sentido para ello en tu vida, tiene que ser eliminado. Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en su pasado y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida. Un antiguo proverbio Chino dice: “Para que tú puedas beber vino en una copa que se encuentra llena de Té, es necesario primero tirar el té, y entonces podrás servir y beber el vino.” Limpia tu vida, comienza por las gavetas, armarios, hasta llegar a las personas del pasado que no tienen más sentido que sigan ocupando un espacio en tu mente. Exígete a ti mismo lo que te gustaría exigirles a los demás, y a los demás déjalos tranquilos sin esperar NADA de ellos. Así te ahorrarás disgustos. No te quejes con tu Dios diciéndole que tienes un gran problema, dile a tu problema que tienes un gran Dios