8/4/13

Persiguiendo el arco iris


Hoy conduciendo tuve la oportunidad de contemplar durante un buen rato un arco iris perfecto. Un arco iris que unía como un puente dos montañas separadas por un valle. Parecía casi que iba a pasar debajo del mismo, pero continuamente se alejaba.
Nunca había visto algo así. Tan perfecto, tan cerca, durante tanto tiempo.
Por un momento pensé que algo mágico podría ocurrir si llegaba a cruzar aquella meta, pero por más que me acercaba, nunca lo superaba.
Por unos instantes todos los que conducíamos por esa carretera hemos quedado absortos en esa maravilla de la naturaleza, tan simple, pero que provoca en nosotros la misma sensación que cuando éramos niños. De las pocas cosas de las que es difícil dejar de asombrarse, quizá porque no pasa todos los días, un arco iris.
Hay tantas cosas maravillosas que pasan todos los días...
El olor del café recién hecho, los ojos de la persona que amas, contemplarla dormida, la sonrisa de un niño, el olor a tierra mojada, un cielo azul, un cielo plagado de estrellas, una luna suspendida de algún lugar, una buena conversación con un amigo, una cerveza fresquita en verano.....podríamos seguir interminablemente.
Aún así, ¿qué valor damos a ese beso? ¿y si fuera el último? 
¿Y si fuera la última vez que ves a tu abuela? 
¿Y si fuera la última vez que sientes la lluvia en tu cara? 
¿Y si esta puesta de sol fuera la última a su lado?
¿Qué le dirías a una persona que se va de viaje si supieras que no volverá?
Tan sólo la posibilidad de perder algo que siempre tuvimos ahí, nos despierta el amor que llevamos dentro, y a veces es un importante toque de atención en nuestras vidas.
El ser humano vive como si fuera eterno, una trampa en la que nos ha hecho caer nuestra sociedad, nuestra cultura. Incluso los creyentes caemos en esta trampa, es tan fácil. Damos por sentado que viviremos para siempre, que esa persona siempre estará a nuestro lado, mañana, pasado y el otro. Siempre que despiertas, está allí. Por eso, incluso nos permitimos hacerle daño de manera gratuita muchas veces.
Lo que ayer era bello, hoy pasa desapercibido ante nuestros ojos, pero la belleza sigue ahí, la misma flor, la misma sonrisa ¿qué ha cambiado? Es sencillo, lo que cambian son nuestros ojos, nuestro corazón.
El ser humano ha nacido para contemplar lo bello, admirar la naturaleza, ser feliz. Realmente nuestra condición es esa. Sin embargo, sin percatarnos, poco a poco endurecemos nuestro corazón, dejamos de admirar lo bello, e incluso lo despreciamos, simplemente porque ocurre todos los días, porque mañana ocurrirá de nuevo.
El arco iris no es así, el arco iris pasa de vez en cuando, y rara vez podemos verlo bien entre edificios, nubes y lluvia. Por eso lo admiramos incluso cuando somos más mayores.
Sin embargo, nuestra tarea es descubrir el arco iris en cada minuto de nuestras vidas. Realmente lo único que es real es el AHORA. Todo lo demás ya pasó, y lo que no pasó, ya pasará. Ahora tenemos que saborear ese beso,  disfrutar ese aroma. Contemplar esos ojos, esa sonrisa. Perder el miedo a amar, a decir te quiero.
Nunca es tarde para cambiar, nunca es tarde para empezar a ser feliz. Nunca es tarde para perseguir arco iris en tardes azules.
¿Mañana? No sé, mañana puede que ya no haya arco iris. Pero ahora estamos tú y yo, aquí, ahora.