30/1/08

Fósforos

Mi abuela tenía una teoría muy interesante; decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que usted ama; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca. Como agua para chocolate (fragmento) Laura Esquivel Tengo una caja llena de fósforos, lo curioso es que a veces la chispa y la combustión las mantiene un imán en el centro del universo, ese universo profundamente azul....entonces se rompen todas las leyes de la física y la termodinámica...y saltan chispas, los campos magnéticos concéntricos a través de los siglos entran en acción y te adentras en una galería donde comienza un viaje por el sol...

1 comentario:

Unknown dijo...

Hermosa anécdota. Y además muy afectivamente sabia. Me fascinó la fotografía.Podría utilizarla acaso en un breve cuento que estoy gestando.