8/7/08

El beso

ROMEO [a Julieta, tomándola de la mano]. Si profano con mi indigna mano este sagrado santuario - pecado de amor es éste -, mis labios, peregrinos ruborizados, están dispuestos a hacer penitencia por este áspero toque con un tierno beso. JULIETA. Buen peregrino, haces mucho agravio a tu mano, que muestra en esto una apropiada devoción; pues hasta los santos tienen manos que tocan las manos de los peregrinos, y el tocar palma con palma es el santo beso de los palmeros. ROMEO. ¿No tienen labios los santos, y también los piadosos palmeros? JULIETA. Sí, peregrino; labios que deben usar en la oración. ROMEO. Ah, entonces, amada santa, que hagan los labios igual que las manos; te ruegan que lo concedas, para que la fe no se vuelva desesperación. JULIETA. Los santos no se mueven, aunque concedan lo que se ruega. ROMEO. Entonces no te muevas, mientras yo recibo el efecto de mi plegaria. Así quedan limpios de pecado mis labios, por los tuyos [la besa] JULIETA. Entonces mis labios tienen el pecado que han tomado. ROMEO. ¿Pecado de mis labios? ¡Oh invasión dulcemente reprochada! Devuélveme mi pecado. [La vuelve a besar] Romeo y Julieta, William Shakespeare

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