7/2/12

Mira a quien tienes enfrente

Cierto día un sabio visitó el infierno. Allí vio a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida. Estaba llena de alimentos, todos muy apetitosos y exquisitos. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y gestos demacrados. Tenían que comer con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca. Impresionado, el sabio saltó del infierno y subió al Cielo. Con gran asombro, vio que también allí había una mesa llena de comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara desencajada. Todos los presentes lucían un semblante alegre, respiraban salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí, en el Cielo, cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos a los que tenía enfrente.

1 comentario:

Salvador Pérez Alayón dijo...

Bella y práctica reflexión sobre el fundamento y necesidad de la solidaridad, sin la cual la convivencia sería realmente un infierno. El ejemplo lo pone claramente de manifiesto.
Un fuerte abrazo.