6/2/08

El ayuno

Ayuna de juzgar a otros. Descubre a Cristo que vive en ellos. Ayuna de palabras hirientes. Llénate de frases sanadoras. Ayuna de descontento. Llénate de gratitud. Ayuna de enojos. Llénate de paciencia. Ayuna de pesimismo. Llénate de esperanza cristiana. Ayuna de preocupaciones. Llénate de confianza en Dios. Ayuna de quejarte. Llénate de aprecio por la maravilla que es la vida. Ayuna de las presiones. Llénate de una oración que cesa. Ayuna de amargura. Llánate de perdón. Ayuna de darte importancia a tí mismo. Llénate de compasión por los demás. Ayuna de desaliento. Llénate del entusiasmo de la fe. Ayuna de ansiedad sobre tus cosas. Comprométete en la propaganda del Reino. Ayuna de pensamientos mundanos. Llénate de las verdades que fundamentan la santidad. Ayuna de todo lo que te separe de Jesús. Llénate de todo lo que a Él te acerque. Tal vez haya que buscar el verdadero sentido del ayuno, eso que mucha gente ve como algo retrógrado, tiene su sentido...si se busca, claro. Al fin y al cabo, ¿no hay gente que hace huelgas de hambre por la paz, por el hambre en el tercer mundo? Es un día solamente, pero tal vez esta sociedad ni siquiera esté preparada para sufrir mínimamente unos segundos, cuando vivimos intentando obviar el dolor que existe en el mundo (porque existe y tarde o temprano nos encuentra)... Igual sólo es un gesto, pero al menos sirve para concienciarnos de que el dolor y el sufrimiento existen en este mundo, y debemos convivir con ese hecho con alegría, y preocuparnos por aquellos que lo sufren.

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