Vivid tranquilos, en medio del alboroto y las prisas, y recordad la paz que se puede encontrar en el silencio.
Sin caer en la alienación, vivid, en cuanto sea posible, en armonía con todo el mundo.
Decid suave y claramente vuestra verdad.
Escuchad a los demás, incluso a los simples de espíritu y a los ignorantes. También ellos tienen sus experiencias.
Evitad a la gente ruidosa y agresiva: son un ultraje para el espíritu.
No os comparéis con nadie: siempre hay alguien mayor y menor que uno mismo. Sed vosotros mismos.
Tomad con bondad el consejo de los años, renunciando con elegancia a vuestra juventud.
Reforzad la fuerza de vuestro espíritu para protegeros en caso de desgracias repentina. No os aflijáis por vuestras quimeras. Muchos miedos nacen de la fatiga y la soledad.
Aunque uséis de una sana disciplina, sed suaves con vosotros mismos.
Sois hijos del Universo, no menos que las demás personas y las estrellas. Tenéis derecho a estar donde estáis. Lo veáis claro o no, sin duda el Universo discurre como debe.
Sean cuales fueren vuestros trabajos y vuestros sueños, conservad, en medio del rudo desasosiego de la vida, la paz de vuestro corazón...y que vuestro corazón se inunde del azul profundo fiel reflejo de unos ojos en el cielo...
Procurad ser felices.
Imagen: Campanas en Al-Andalus
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