Un crítico publicó una página entera en un diario alemán, atacando con ferocidad la música del compositor.
Beethoven, sin embargo, no se alteró con los comentarios. Cuando sus amigos le insistieron para que le respondiese al crítico, él simplemente comentó:
-Lo que tengo que hacer es seguir trabajando. Si la música que compongo es todo lo buena que creo, va a sobrevivir al periodista. Si logra la profundidad que espero que tenga, va a sobrevivir al diario mismo. Entonces, si este ataque feroz de ahora es recordado en el futuro, sólo será para utilizarlo como ejemplo de la imbecilidad de los críticos.
La inmortalidad es así, inmortal. Lo bueno que tiene es que te permite contemplar la misma encina de hace quinientos años y los mismos ojos inmortales que viste en ese sitio.
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